Dice Podeti: "La Burbuja: Esta esfera imaginaria transparente e intáctil recubre, como una membrana protectora, a todos los seres humanos, indicando los límites espaciales entre un ser humano y otro. La superficie de la “burbuja” sólo permite ser superada en encuentros amorosos o en salvajes escenas de pugilato. Cuando algunas personas, por lo general por encontrarse en estado de ebriedad –o porque no tuvieron un papá y una mamá que les explique cómo tratar con otros seres humanos- invaden la “Burbuja”, el invadido puede reaccionar de diferentes formas, o bien retrocediendo de a poco hasta quedar arrinconado contra la pared, o bien diciendo “qué pasa, ¿te gusto?” para luego encajarle un cross en la mandíbula al sujeto invasor. En éste último caso, los límites de las “Burbujas” de ambos contendientes desaparecen por completo, procediendo amobos a cruzarlos repetidas veces para hacerse daño. Fórmula de la “Burbuja”: π x r/< ¿? 3.8".
La verdad, esto es un trabajo que enorgullecería al antropólogo Edward T. Hall.
Debido al hecho de disponer poco tiempo, ya que debo asistir a un cóctel de la AFA (Asociación de Filatelistas Americanos), me gustaría dejarles un resumen del tema, basado en un trabajo que se encuentra disponible en Internet.
El Dr. Hall postula que existen 4 distancias interpersonales:
1) Intima: ubicada entre los 15 a 45 cm. del cuerpo. Esta distancia sólo puede ser penetrada por personas de mucha confianza, y/o relacionadas emocionalmente, como la pareja, padres, hijos, amigos, etc.
2) Personal: entre 46 y 120 cm. Es la distancia mínima para situaciones de relación laboral, reuniones, fiestas. En la práctica, es ubicarse a un brazo de distancia del interlocutor.
3) Social: de 121 a 360 cm. Se mantiene esta distancia de personas desconocidas, extraños, o bien entre aquellos que tienen una situación de preeminencia con el otro: jefe/empleado, profesor/alumno, médico/paciente, etc.
4) Pública: más de 360 cm. Es la distancia mínima para que un orador se dirija a un grupo de oyentes.
Estas distancias varían según las culturas: en los pueblos árabes, son mínimas. Entre los latinos, medias, y en los pueblos nórdicos tienden a ser muy grandes.
El tomar en cuenta estas diferencias culturales, es importante para no crear un sentimiento de incomodidad por exceso de cercanía, o de desprecio por ubicarse demasiado lejos.
También se modifican -achicándose- en circunstancias especiales, como el hacinamiento en un medio de transporte, un espectáculo, etc. O bien, cuando hay una barrera física entre las personas, como un escritorio o un mostrador.
Por otra parte, existen otras formas de invasión al espacio personal que no significan contacto físico, pero suelen ser tomadas como agresivas, a saber:
* Mirar fijamente y por un tiempo prolongado a una persona.
* Que alguien ocupe un espacio que podríamos ocupar nosotros. Por ejemplo, quienes colocan sus paquetes en el asiento de al lado suyo, impidiendo que nos sentemos en él. Esto genera en algunas personas un sentimiento de indignación que las llevan a reclamar de mala manera su lugar, y a veces prefieren seguir parados antes que dirigirle la palabra al invasor.
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En definitiva, estoy de acuerdo con la fórmula de la Burbuja de Podeti, aunque en el caso de una reunión de consorcio, yo elevaría el coeficiente de 3.8 a 4.2.
Bueno, me voy porque se me enfrían las empanaditas.