martes, 25 de septiembre de 2007

Oda al par de medias incompleto.

Dice Podeti: El Par de Medias Incompleto: ¿Espejo de nuestras miserias?


Sin duda alguna. El par de medias incompleto es una ocasión de sufrimiento para el bien nacido.
En primer lugar, por la enorme cantidad de tiempo que le dedicamos a buscar el medio par desaparecido. Tiempo que quitamos a otras actividades más productivas y/o realizadoras, tales como ver Videomatch, completar crucigramas que otros empezaron, o escuchar una editorial de Bernardo Neustad.
Y luego, cuando ya hemos asumido la pérdida, viene la duda que acongoja: ¿que hacer con la media restante?
Si la tiramos, nos sentimos como si fuéramos unos despilfarradores sin alma. "Pensar que tanto trabajó mi madre para regalarme ese par de medias adornadas con pomponcitos, y yo no las supe cuidar".
También podemos guardarlas en un cajón, con la esperanza fútil de que algún día (sí, claro) aparecerá la compañera.
O bien, darle un uso práctico: guardador de botones; filtro para pinturas; repuesto para el atrapa pelusa del lavarropas...
Yo por mi parte, he puesto en práctica el siguiente sistema, que si bien no es una solución definitiva, estira el lapso en el cual debo hacerme cargo del problema:
1) Cada vez que compro medias, adquiero por lo menos 4 pares del mismo modelo.
2) Voy utilizando las ocho medias en forma rotativa, de tal manera que se gasten y/o decoloren en forma pareja, y no se aprecie diferencias entre ellas.
3) A medida que las voy perdiendo (generalmente de a una) siempre puedo completar el par que voy a usar, hasta que (por supuesto) pierdo la media número 7.
4) Aquí se produce la crisis que indiqué anteriormente, pero al estar más espaciada en el tiempo, es más fácil de sobrellevar.
5) Si noto que me encuentro en una etapa particularmente sensible de mi vida, en lugar de 4 pares compro 6 u 8.
Espero que lo anterior sea tomado como un servicio, y aprovechado como se merece.