viernes, 10 de agosto de 2007

Votar con el bolsillo

Estimado Sr. veintiochonueve:
Agradezco mucho su participación e interés en el tema a pesar de ser extranjero (su acotación de que "los argentinos" votan con el bolsillo, me hace dar cuenta que Ud. proviene de otro país), donde seguramente se utilizan distintos criterios para elegir autoridades. Tal vez los norteamericanos o los franceses elegirán a sus dirigentes por la promesa de mejorar el medio ambiente, o promover la paz mundial, y no tendrán en cuenta aspectos chabacanos como la economía. No sé, supongo.
Lo que voy a tratar de explicarle, para que Ud. tenga una idea mas acabada de la situación en mi país, es que debido a la existencia de un "Estado ausente", que no cumple acabadamente con sus obligaciones de cubrir las necesidades básicas de todos los habitantes, el ciudadano debe arreglárselas por su cuenta para proveerse bienestar.
Y por supuesto, este bienestar cuesta dinero.
Si los hospitales brindan una mala atención, no hay vendas y Ud. debe hacer colas de 16 hs. para ser atendido, entonces necesita dinero para una prepaga.
Si los índices de asaltos y violencia están por las nubes, y el Estado nos quiere convencer de que se trata de "una sensación", entonces hay que poner guardias de seguridad en las empresas y los barrios.
Si las escuelas públicas no tiene elementos, los baños están rotos, no tienen calefacción en invierno, entonces hay que pagar una escuela privada.
Si Ud. es taxista o remisero, y durante días no hay gas para llenar el tanque, entonces Ud. debe usar nafta.
Si los zapallitos (un vegetal que en Argentina se utiliza como alimento) cuesta más de 1 dólar el kilogramo, entonces Ud. debe comenzar a pensar, y a votar con el bolsillo.
¿Sabía Ud. que en Argentina hemos tenido gobiernos con bajo nivel de corrupción (para los estándares mundiales) y que no solucionaron los problemas de fondo de la gente?
¿Sabía Ud. que los gobiernos altamente corruptos que tuvo este país tampoco solucionaron los problemas de la gente?
La teoría del "derrame" (esa según la cual, cuando los ricos se enriquecen más, demandan más bienes y servicios, lo que genera más empleo y bienestar para las clases bajas; o dicho de otra manera: las migajas que se les caen de sus banquetes, puede ser aprovechadas por los que están abajo) no funciona en Argentina, que tiene los ricos más prolijos del mundo: nada se les cae, todo queda con ellos.
Entonces, no viviendo en un país escandivano donde todas las necesidades básicas son cubiertas por el Estado, no queda otra que "pensar con el bolsillo", que es lo único que puede darle salud, educación y seguridad a nuestros hijos.